lunes, 29 de abril de 2013

Brasil, ruta del turismo religioso


El país ofrece diversas propuestas que atraen a turistas de todo el mundo, que año a año forman parte de sus manifestaciones religiosas y visitan sitios sagrados e históricos



La Fiesta del Cirio de Nazaret, el “carro de los milagros”, la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, la “Ciudad de los Profetas”, la fiesta del Lavagem do Bonfim, son algunas de las múltiples manifestaciones religiosas y de sitios sagrados e históricos que Brasil ofrece y cuyas puertas se encuentran abiertas a recibir a turistas de todo el mundo para expresar una devoción que desconoce límites geográficos.

Belém do Pará: Fiesta del Cirio de Nazaret
La ciudad de Belém, la más grande en la línea del Ecuador y la puerta de entrada al Amazonas, posee todas las características de una ciudad moderna, pero con las marcas del pasado en sus edificios, que componen un importante patrimonio histórico y entre los que se destacan el Fuerte do Castelo, la Iglesia do Carmo, el Teatro da Paz, la Catedral de la Sede (también conocida como Catedral Metropolitana o Catedral de Belém), el Mercado Municipal, el Mercado de Hierro, el Museo del Cirio y la Basílica de Nazaret, así como el barrio de Cidade Velha.

Su principal manifestación religiosa es el Cirio de Nazaret, fiesta que se realiza en Belém desde 1793 y homenajea a Nuestra Señora de Nazaret, patrona del Estado. La fiesta, que atrae cerca de 1,5 millones de personas a la ciudad, es considerada la manifestación religiosa más grande de Brasil.

La fiesta tuvo su origen en Portugal, donde la santa habría salvado la vida de un noble en el momento en que éste estaba por caer por un precipicio junto a su caballo. Los portugueses fueron quienes trajeron la historia a Belém y, tiempo después, un nuevo milagro de la santa habría ocurrido, pero esta vez salvando la vida de un cazador de la Selva Amazónica.

Los 15 días de homenaje a la Virgen de Nazaret comienzan con su traslado en una procesión nocturna. Esto acontece en la noche del segundo sábado de octubre, cuando el pueblo lleva la Imagen de la Virgen, desde la Capilla del Colegio Gentil Bittencourt, en Nazaret, hasta la Catedral Metropolitana, en Cidade Velha. La procesión del Cirio, propiamente dicha, se realiza el segundo domingo de octubre, cuando la imagen sale de la Catedral y es llevada por el pueblo hasta la plaza donde está la Basílica de Nuestra Señora de Nazaret, en un recorrido de aproximadamente 2,5 kilómetros, con miles de personas que se adueñan de las calles y otras que son testigos del acontecimiento desde balcones, ventanas y gradas armadas en las plazas.

La procesión se encuentra repleta de simbolismo. Lo que más llama la atención es la cuerda utilizada transportar el vehículo que lleva la imagen de la Santa. Entre los devotos, esta cuerda representa la unión del pueblo con la Virgen. Es por esto que miles de personas se disputan el privilegio de tomar la cuerda como pago de promesas realizadas y gracias recibidas, formando así un cinturón humano.

En agradecimiento por las gracias recibidas por intercesión de la Santa, muchos peregrinos visten largas mortajas arrastrando pesadas cruces de madera, mientras que otros llevan casas en miniatura, mini embarcaciones y muchos otros objetos en alusión a los milagros realizados por la Virgen. En el "carro de los milagros" - un barco sobre ruedas - se colocan brazos, cabezas y otras partes del cuerpo trabajadas en cera, que representan la cura de una enfermedad por milagro de la Santa.

En la feria de la plaza de Nazaret se puede disfrutar de festejos con fuegos artificiales, comidas típicas y parque de diversiones durante los 15 días de la celebración, que finaliza después del cuarto domingo de octubre, con la procesión de regreso, llamada Recirio, donde la imagen se devuelve a su lugar en la Capilla Gentil Bittencourt.

San Pablo: Aparecida do Norte
Aparecida, con sus diversos edificios antiguos, seminarios e iglesias, alberga el templo católico más grande del país y uno de los más grandes del mundo: la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, construida en forma de cruz, de ladrillo a la vista y con capacidad para 45 mil personas. La ciudad es sede de fiestas religiosas que incluyen novenas, misas, procesiones y manifestaciones culturales tradicionales.

La fiesta de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, que recibe cerca de 200 mil fieles, tiene lugar entre los días 3 y 12 de octubre. Durante esa fecha, se realizan misas y tienen lugar manifestaciones populares en todo el municipio, saliendo de la Basílica Velha y recorriendo las calles de la ciudad hasta el Santuario Nacional. Al terminar la procesión, en el Patio das Palmeiras, se ofrecen shows musicales y pirotécnicos para concluir el evento.

El origen de la devoción a Nuestra Señora Aparecida tuvo lugar en 1717, cuando los pescadores Domingos Garcia, Felipe Pedroso y João Alves, encargados de pescar para un banquete para el gobernador de Minas Gerais y São Paulo, Don Pedro Miguel de Almeida, pescaron el cuerpo de una imagen, sin cabeza. Al lanzar nuevamente la red, sacaron del río la cabeza de la imagen, que encajaba perfectamente en el cuerpo. La imagen quedó en poder de la familia de uno de ellos durante 15 años. Las personas de la vecindad se reunían en la casa del pescador para rezar y, así, fue creciendo la devoción por Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, con muchas gracias concedidas. La imagen de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, hecha en terracota y con aproximadamente 40 cm de altura, data del siglo 17 y su autoría fue adjudicada a Frei Agostinho de Jesús, Monje Benedictino. Luego de que en 1978 la imagen sufriera un atentado que la redujo a fragmentos, fue reconstruida por la artista plástica Maria Helena Chartuni, que en aquel entonces era la restauradora del Museo de Arte de São Paulo.

Además de la imponente construcción de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, se destaca la Basílica Vieja de Nuestra Señora Aparecida, construida en estilo barroco y actualmente en restauración, así como la pasarela de casi 400 metros que une la Basílica Vieja con la Nueva, donde se puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad y del nuevo santuario, evidenciando su formato de cruz con la bóveda en el punto de intersección.

Congonhas, Minas Gerais: La ciudad de los profetas
Conocida como la "Ciudad de los Profetas", Congonhas, ubicada en la región del Alto Paraopeba, ofrece una sorpresa a los turistas que la visitan: en lo alto de una colina, doce profetas vigilan atentos la ciudad. Estas figuras han sido declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco y forman el conjunto de estatuas más grande del mundo.

Mezcla de arte y arquitectura sacra, la ciudad alberga una de las obras primas del arte colonial brasileño: la Basílica do Senhor do Bom Jesus de Matosinho. Por su parte, la ladera que lleva a la iglesia y a los profetas es una invitación para viajar al rico pasado cultural de la ciudad, donde pueden encontrarse las seis Capillas de Pasos que exhiben, en total, 64 imágenes de cedro, muchas de ellas hechas por Aleijadinho, con escenas de la Pasión de Cristo.

La Basílica do Senhor do Bom Jesus de Matosinho nace a partir de la promesa de un inmigrante portugués, que se enfermó y juró que mandaría a crear un templo si mejoraba. Al frente del rico conjunto barroco está el atrio con los doce profetas esculpidos en piedra jabón por Aleijadinho. Estas estatuas fueron trabajadas entre 1800 y 1805 y la imagen de Daniel es considerada el auge del talento del artista.

Salvador de Bahía: la ciudad de las 365 iglesias católicas
En la ciudad de las 365 iglesias católicas predomina la cultura negra del candomblé. Asimismo, el sincretismo religioso de la capital bahiana se materializa en fiestas tradicionales como la Lavagem do Bonfim y la Fiesta de Iemanjá, en la playa del Rio Vermelho.

Entre sus principales atractivos religiosos, se destacan también la Iglesia y Convento de São Francisco, construcciones del siglo 18 que forman parte de una las Siete Maravillas de Origen Portugués en el Mundo y cuya arquitectura es la principal representante del estilo barroco en Bahía.

La ciudad de Salvador alberga también la Iglesia Nosso Senhor do Bonfim, la más famosa de Salvador y su patrono, uno de los más seguidos por los fieles: sus cintitas tienen éxito en los brazos y tobillos de muchos turistas del lugar. En esta iglesia, el segundo jueves del mes de enero, tiene lugar el Lavagem do Bonfim, donde las bahianas hacen una procesión hasta la iglesia y lavan sus escaleras con agua perfumada.

Por su parte, la localidad bahiana de Bom Jesus da Lapa, situada a 777 kilómetros de Salvador, representa un sitio sagrado con más de 300 años de historia, y donde se encuentran sitios destacados como las Grutas para Oración y la Sala de los Milagros. Si bien la localidad recibe fieles durante todo el año, las principales peregrinaciones al Santuario do Bom Jesus da Lapa tienen lugar a partir del mes de julio.